24/1/07

La caverna de RATÓN


 
 
 
 
 
 
 
 
 Marcos, Pedro y otro que tal baila

 
 
 
 
 
 Pues metimos a Marcos y a Pedro en una pequeña caja de plástico juntos.

Inmediatamente comenzaron a pelearse. Pienso que fueron celos de juguete abandonado por niño pequeño. O por los significados ocultos del vampirismo, vaya usted a saber.

- Que horror, vaya mierda.

- De horror nada, es un asco.

Como se ve, estos juguetes son malhablados y contumaces, hay que advertirlo desde ahora.

- Repito que es un asco, nada de horror ni niños muertos.

- Eres odioso, guarro.

No se pueden ni ver en pintura. Aunque en aquella situación en que se hallaban debían buscar algo en común para la conversación, el aburrimiento o lo que fuera aquello que les aguardara juntos. Comenzaron pues por chillar y tirarse del pelo los dos a la vez; luego se arañaron las caras con sumo placer y rabia mutuamente.

- Córtate las uñas guarro.

- Vete a otra jaula, so animal.

Así estuvieron un buen rato, con toda esta actividad y terminaron con unos cuantos pelos menos.

- Sabes hasta ladrar, perro.

- Desde luego que si, salvaje.

Y comenzó a ladrar con bastante buen estilo. Parecía que no hubiera hecho otra cosa en la vida. Al rato, como de envidia, el otro se le unió en los aullidos a la luna y menudo coro que formaron. Lo extraño es que no despertaran al niño.

Aburridos de hacer el perro se detuvieron jadeando y con la lengua fuera. Ahora sí que parecían un par de canes después de una buena carrera.

- ¿Bailas? -Dijo uno al cabo de un rato-.

- Divinamente, chato.

Y así empezaron a danzar en diversos estilos: fox-trot, rumba, tango, vals, Charleston y finalmente un rock —El rock de la cárcel— 
Acabaron este ultimo un poco acalorados y se sentaron a tocar palmas flamencas. Seguidamente sintieron una sed espantosa. Dieron dos palmas:
- ¡Camarero!
- ¡Va!
- Ponga algo de beber al compadre y para mi un jerez seco.
- Marchando.
Un día en un baile apareció por allí un pingüino.
- Que frío, ¿no?
Me dejó helado. Además tenia un genio de mil demonios.
Pues yo conocía a un oso que no paraba de hablar de una caverna. La llamaba la caverna del Ratón, y se pasaba el día hablando de ella, que si la cueva por aquí, que si la cueva por allí... una pesadilla. Al final acabó instalado en la cueva el conde Dracula de invitado.
Un silencio oneroso se instaló entre los dos. Algo flotaba sobre sus cabezas, un recuerdo malo quizás, una pesadilla.
Oh cielos, el mismísimo conde...
Si, el conde de inquilino, pero, vamos a cambiar de tema si no te importa ¿ Qué fue de tu pingüino?
Pues este venia del polo.
¿Te apetece un helado?
Claro. ¡Camarero!
¡Ya va...!
Pidieron uno de coco y uno de menta, de cornete, con chocolate fundido por encima. Enseguida se pusieron a chupar con gran fruición y delicia.
Pero el tipo más curioso que conozco es un hombre árbol. A este lo conocí en un cafetín de Tánger mientras me tomaba un batido de plátano.
¡ Un batido de plátano en un cafetín de Tánger¡ ¡Si en Tánger no hay plátanos!
Bueno pues seria de fresa, que mas da. El caso es que contaba chistes sin parar a todo el mundo que conocía. Llevaba una semana de juerga sin parar y se le iba la cabeza que no veas.
Ya.
Había una orquesta tocando con mucho lucimiento una especie de danza sinuosa. Se llamaban “los vampiros aulladores”.
Vaya.
Después de esto hubo un concurso de gritos y aullidos. El primer premio se lo llevo el hombre árbol con un aullido terminado en una octava desafinada. Muy aparente.
¡Vaya trola, una octava...!
Pues seria media nota, no te jode. Amenazando de muerte continuamente al jurado consiguió quedar el primero. Enarbolaba una enorme pistola de plástico cargada con sangría. Luego con el importe del premio nos fuimos con un titiritero al tobogán de la muerte de la feria, al tiro al blanco, a las camas elásticas donde dimos saltos mortales y a la jaula de los monos a los que tirábamos cacahuetes que nos sobraban. Cuando salimos de la feria entonando nuestra propia canción:

Por las montañas, praderas y ríos
Los leones, jirafas y monos van volando
En trapecios abismales se balancean
Saltan lagos y cascadas nadando
Mientras los elefantes y gallos cantando
Se entretienen berreando
Visitando a sus amigos polares
Jugando con los osos a los chinos.