Considerando
Los cuarenta y cuatro años y cinco meses
más los catorce días
y algunos otros minutos
y hasta instantes
que llevo experimentando
e incluso investigando
para ponerme a escribir
cada uno de los versos
de este poema
Cuando lo termine
podré imputar
con una sencilla regla de tres
a cada verso
su coste irrecuperable
antes de patentarlo
y disfrutar de la justa compensación
por haberte decepcionado sin necesidad
de haber compartido con ninguna mosca
La dulce leche
que me regaló mi madre.
676 días por verso y algunos minutos y hasta instantes
La ciudad del resentimiento social
En verano cuando hace calor, me gusta
sentarme bajo un árbol, al fresco.
Multitudes domingueras se acercan a la
playa para el ritual del sol y el agua. Cientos de bicicletas
aparcadas frente al paseo marítimo esperan a sus dueños que se
enfrentan al día festivo playero.
Decenas de motos mal aparcadas inundan
las aceras como una marea viva triunfante.
Símbolos de progreso, movilidad y
libertad se mezclan con los arboles cultivados y trasplantados , con
farolas, bancos, papeleras, coches, setos...
El mar huele a madera recién cortada
Agosto paso como un suspiro
Tenderos y porteras bostezando...