Marcos, Pedro y otro que tal baila
Pues metimos a Marcos y a Pedro en una pequeña caja de plástico juntos.
Inmediatamente comenzaron a pelearse. Pienso que fueron celos de juguete abandonado por niño pequeño. O por los significados ocultos del vampirismo, vaya usted a saber.
- Que horror, vaya mierda.
- De horror nada, es un asco.
Como se ve, estos juguetes son malhablados y contumaces, hay que advertirlo desde ahora.
- Repito que es un asco, nada de horror ni niños muertos.
- Eres odioso, guarro.
No se pueden ni ver en pintura. Aunque en aquella situación en que se hallaban debían buscar algo en común para la conversación, el aburrimiento o lo que fuera aquello que les aguardara juntos. Comenzaron pues por chillar y tirarse del pelo los dos a la vez; luego se arañaron las caras con sumo placer y rabia mutuamente.
- Córtate las uñas guarro.
- Vete a otra jaula, so animal.
Así estuvieron un buen rato, con toda esta actividad y terminaron con unos cuantos pelos menos.
- Sabes hasta ladrar, perro.
- Desde luego que si, salvaje.
Y comenzó a ladrar con bastante buen estilo. Parecía que no hubiera hecho otra cosa en la vida. Al rato, como de envidia, el otro se le unió en los aullidos a la luna y menudo coro que formaron. Lo extraño es que no despertaran al niño.
Aburridos de hacer el perro se detuvieron jadeando y con la lengua fuera. Ahora sí que parecían un par de canes después de una buena carrera.
- ¿Bailas? -Dijo uno al cabo de un rato-.
- Divinamente, chato.
Y así empezaron a danzar en diversos estilos: fox-trot, rumba, tango, vals, Charleston y finalmente un rock —El rock de la cárcel—
Acabaron este ultimo un poco acalorados y se sentaron a tocar palmas flamencas. Seguidamente sintieron una sed espantosa. Dieron dos palmas:
- ¡Camarero!
- ¡Va!
- Ponga algo de beber al compadre y para mi un jerez seco.
- Marchando.
Un día en un baile apareció por allí un pingüino.
- Que frío, ¿no?
Me dejó helado. Además tenia un genio de mil demonios.
Pues yo conocía a un oso que no paraba de hablar de una caverna. La llamaba la caverna del Ratón, y se pasaba el día hablando de ella, que si la cueva por aquí, que si la cueva por allí... una pesadilla. Al final acabó instalado en la cueva el conde Dracula de invitado.
Un silencio oneroso se instaló entre los dos. Algo flotaba sobre sus cabezas, un recuerdo malo quizás, una pesadilla.
Oh cielos, el mismísimo conde...
Si, el conde de inquilino, pero, vamos a cambiar de tema si no te importa ¿ Qué fue de tu pingüino?
Pues este venia del polo.
¿Te apetece un helado?
Claro. ¡Camarero!
¡Ya va...!
Pidieron uno de coco y uno de menta, de cornete, con chocolate fundido por encima. Enseguida se pusieron a chupar con gran fruición y delicia.
Pero el tipo más curioso que conozco es un hombre árbol. A este lo conocí en un cafetín de Tánger mientras me tomaba un batido de plátano.
¡ Un batido de plátano en un cafetín de Tánger¡ ¡Si en Tánger no hay plátanos!
Bueno pues seria de fresa, que mas da. El caso es que contaba chistes sin parar a todo el mundo que conocía. Llevaba una semana de juerga sin parar y se le iba la cabeza que no veas.
Ya.
Había una orquesta tocando con mucho lucimiento una especie de danza sinuosa. Se llamaban “los vampiros aulladores”.
Vaya.
Después de esto hubo un concurso de gritos y aullidos. El primer premio se lo llevo el hombre árbol con un aullido terminado en una octava desafinada. Muy aparente.
¡Vaya trola, una octava...!
Pues seria media nota, no te jode. Amenazando de muerte continuamente al jurado consiguió quedar el primero. Enarbolaba una enorme pistola de plástico cargada con sangría. Luego con el importe del premio nos fuimos con un titiritero al tobogán de la muerte de la feria, al tiro al blanco, a las camas elásticas donde dimos saltos mortales y a la jaula de los monos a los que tirábamos cacahuetes que nos sobraban. Cuando salimos de la feria entonando nuestra propia canción:
- ¡Camarero!
- ¡Va!
- Ponga algo de beber al compadre y para mi un jerez seco.
- Marchando.
Un día en un baile apareció por allí un pingüino.
- Que frío, ¿no?
Me dejó helado. Además tenia un genio de mil demonios.
Pues yo conocía a un oso que no paraba de hablar de una caverna. La llamaba la caverna del Ratón, y se pasaba el día hablando de ella, que si la cueva por aquí, que si la cueva por allí... una pesadilla. Al final acabó instalado en la cueva el conde Dracula de invitado.
Un silencio oneroso se instaló entre los dos. Algo flotaba sobre sus cabezas, un recuerdo malo quizás, una pesadilla.
Oh cielos, el mismísimo conde...
Si, el conde de inquilino, pero, vamos a cambiar de tema si no te importa ¿ Qué fue de tu pingüino?
Pues este venia del polo.
¿Te apetece un helado?
Claro. ¡Camarero!
¡Ya va...!
Pidieron uno de coco y uno de menta, de cornete, con chocolate fundido por encima. Enseguida se pusieron a chupar con gran fruición y delicia.
Pero el tipo más curioso que conozco es un hombre árbol. A este lo conocí en un cafetín de Tánger mientras me tomaba un batido de plátano.
¡ Un batido de plátano en un cafetín de Tánger¡ ¡Si en Tánger no hay plátanos!
Bueno pues seria de fresa, que mas da. El caso es que contaba chistes sin parar a todo el mundo que conocía. Llevaba una semana de juerga sin parar y se le iba la cabeza que no veas.
Ya.
Había una orquesta tocando con mucho lucimiento una especie de danza sinuosa. Se llamaban “los vampiros aulladores”.
Vaya.
Después de esto hubo un concurso de gritos y aullidos. El primer premio se lo llevo el hombre árbol con un aullido terminado en una octava desafinada. Muy aparente.
¡Vaya trola, una octava...!
Pues seria media nota, no te jode. Amenazando de muerte continuamente al jurado consiguió quedar el primero. Enarbolaba una enorme pistola de plástico cargada con sangría. Luego con el importe del premio nos fuimos con un titiritero al tobogán de la muerte de la feria, al tiro al blanco, a las camas elásticas donde dimos saltos mortales y a la jaula de los monos a los que tirábamos cacahuetes que nos sobraban. Cuando salimos de la feria entonando nuestra propia canción:
6 comentarios:
El Samurai
levantó su espada caliente
contra la maleza aturdida
y una multitud de ostras
silvestres sonrieron
el regocijo sin tregua
de aquel banquete:
- ostra nº1: Tres eran tres los paquetitos de MUNDOIKEA de 8 tornillos. ¿Cuántos tornillos hay en cada paquetito MUNDOIKEA?
- ostra nº2: 8,8,8.
- ostra nº3: Caliente, caliente...
- ostra nº4: 7,8,8.
- ostra nº5: Caliente, caliente...
- ostra nº6: 7,8,9.
- ostra nº7: ¡BINGO!
- ostra nº8: Uy, que raro... Y hablando de BINGO, ¿Te gusta la BONOLOTO?
- ostra nº9: Depende... ¡El 3!
- ostra nº10: ¡¡El 3!!
- ostra nº11: ¡El 8!
- ostra nº12: ¡¡El 8!!
- ostra nº13: ¡El 38!
- ostra nº14: ¡¡Uy...!! Casi: el 28
- ostra nº15: Es que ahora los espermatozoides van más lentos...
- ostra nº16: ...y más, y más...
- ostra nº 17: ¡Pues que naden los óvulos!
- ostra nº 18: ¡Ostrás, KIDEA! ¿No serás DIKEA?
OSTRA Nº 19.
Interpretacion heuristica sobre la metafora del samurai:
Samurai: guerrero japonés de la edad media al servicio de un señor feudal.
Espada caliente: Es obvio que el relato se presta a una interpretacion freudiana a cuenta de la espada y las ostras, mas procuraremos utilizar un nuevo lenguaje- la espada es la luz del conocimiento contra la maleza de la naturaleza indomita, silvestre donde habitan las ostras sonrientes. La luz que desprende (junto con el calor) la ilustrac...
interesante tu nuevo lenguaje...
A ver esto cómo se te presta.
La lámpara 423.
En la nuez de tu naranja
afilada en convexo
he visto una danza
quieta de cuchillos.
En la espesura de tu credo,
un refugio hecho de añicos.
Y en tu truco acróbata,
el descuido
que no salvarán mis tijeras.
El conejo blanco ha llamado
Y tu le sigues por el estrecho túnel
sin dudar un instante, el tiempo se detiene.
Las formas y el espacio ya no siguen las reglas esenciales.
Por que en tu canción favorita
los leones y tigres enjaulados
en las cuevas y los pequeños monos
van a enseñarte su juego favorito
dejando una pista de cintas de colores en el bosque del ego
Ella ha crecido
quiere jugar al ajedrez con su ego brillante
pronto perderá el rosa y la espada
.
Vent faible, courons au plus pres tibord, amures, tout va bien a bord
El dolor de la piedra
a si misma temida
a la prision del lenguaje
La pasion se contempla
en el espejo
de tu respiracion
Ahora el circulo se cierra
Y no importa no entender
La espada del samurai es la razon, la conciencia mientras la maleza aturdida y las ostras son el inconsciento y el yo profundo que habita en el. Estos simbolos indican que el sujeto esta confrontando, asimilando, actualizando su universo mental completo (tanto consciente como inconsciente ) para adecuarlo a una nueva realidad y conseguir mas armonia y felicidad. Amen.
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