6/2/07

La escritura de M.

Ella me dijo
-Cara de gato, ojo de toro, momento perfecto, pelo nuevo. ¿Ves este juego?
¿Cómo lo ves?
-Lo veo como ganar o perder.
- ¿El que pierde es el peor o solo es el que pierde?
-El que pierde es el que pierde pero esto es solo un juego.
-¿Serias capaz de ir a ganar?
-Creo que me aburriría
-¿Existe algún juego capaz de entretener siempre? y ¿donde llega el limite del juego?
-Vamos a jugar y veamos hasta donde somos capaces de llegar.
 
Empezaremos por lo de siempre, una sonrisa, una apertura y una enlazada. 
 
                                                    


Desde los tiempos de la hucha para los chinitos, hasta el actual O, 7% han pasado muchos días y el ascenso de una emergente burocracia es imparable. Antes, el dinero de la hucha lo administraban unos curas locos en el culo del mundo. Ahora, la pasta que se maneja es más gansa...

Hoy en día hay negociados de ayuda humanitaria en todos los países ricos, donde se colocan funcionarios “con inquietudes”. Como los de la O.N.U. no pueden resolver los problemas derivados de su administración, se duplica y triplica el número de gestores humanitarios del planeta para que jueguen a la pelota con el dolor humano.

Esto que parece malo, es en el fondo una gran mejora, de alta rentabilidad humanitaria y desvía la atención de la sinrazón de nuestra vida. A fin de cuentas, los que sufren de verdad son ellos viene a decir la moraleja del cuento. Y mientras todos seguimos dormitando, con el global espectáculo circense, hoy actúan los payasos sin fronteras (con perdón).

 

 

Mucho antes de eso yo era de :

 

Verano. Agosto. Declinaba el día

 manchando el cielo de vapores rojos,

y volvían, pisando los rastrojos,

dos niños -ella y él- a la alquería.

Ella callaba. El chiquitín decía:

-Yo era un soldado y cuanto ven tus ojos

no eran parvas de trigo; eran despojos

de una batalla en la que yo vencía.

-Pero, ¿y yo?

 

-¡Calla, espera! Ebrio de gloria

yo volvía, después de la victoria,

y a ti, que eras la reina, te buscaba.

-No, no; la reina es poca cosa… Yo era

-dice la chiquitina- una enfermera,

y tú estabas herido, y te curaba…

 

Eduardo Marquina

 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

La (ab)solución

Erase una vez un pueblo plagado de exigencias y complicaciones. Como aquellas gentes no se ponían de acuerdo, llamaron a un gran sabio que empezó por numerarlos:

“… y tú serás x, y tú y, y tú z.

Y ahora sabed que sólo podéis pedir un deseo”

Impresionados por tanto orden y escrúpulo, siguieron todas sus instrucciones al pie de la letra. Y desapareció el caos. Hasta que, llegado el momento de la despedida, el gran sabio pasó su minuta.

Anónimo dijo...

La minuta del sabio es el fascismo segun me parece. El caos es el juego desterrado del sistema que prima la competicion y tolera la loteria de navidad. El paradigma que no se cuestiona es el cristal quebradizo. El plastico moldeable es superior pero todo deberia poder cambiar. Todo fluye.